Los ochíos salados con pimentón tan característicos de la ciudad de Baeza y de la comarca jienense de La Loma son una de las muchas singularidades que presenta la rica gastronomía de la zona. Se han convertido en todo un símbolo, y por ser una propuesta que se desarrolla exclusivamente en esta zona, es uno de los grandes atractivos de tradiciones tan asentadas como el tapeo.
Como se ha indicado, Baeza, y toda la comarca de La Loma, son el hábitat natural de este delicioso bocado. Los ochíos de pimentón, que tantos paladares han conquistado, son unos bollos redondos, salados, con el atractivo dorado que le aportan el horneado y el pimentón, y que por lo general se rellenan con infinidad de propuestas.
El origen de los ochíos salados
El origen de los ochíos de se remonta a la antigüedad. Se trataba de una repostería dulce, que elaboraban las monjas en los conventos a base de azúcar y anís. El nombre de ochío parece ser que venía de ser la octava parte en la que se dividía la masa inicial. Pero en la comarca de La Loma, en torno a los años treinta del siglo pasado, se modificó ligeramente la receta, añadiendo esa cobertura de pimentón con aceite de oliva virgen extra y granos de sal.
Su proceso de elaboración comienza la noche anterior, cuando se lleva a cabo la preparación de la biga, la cual se deja reposar hasta el día siguiente. Tras ello se lleva a cabo la preparación de la masa con la mezcla de agua, azúcar y levadura a la que se le añade esa biga, harina, aceite de oliva virgen extra y anís, tras lo cual se deja reposar la masa. Posteriormente se lleva a cabo el amasado de las porciones, y se pintan con la mezcla de AOVE, pimentón dulce y sal.
¿Qué tienen de especial los ochíos de Baeza?
Lo que hace que los ochíos salados de Baeza sean tan especiales es su proceso de elaboración artesanal y los ingredientes locales de alta calidad que se utilizan en su preparación. El secreto de su sabor distintivo radica en la combinación perfecta de harina de trigo, agua, sal y levadura, así como en el método de cocción tradicional en horno de leña, que le confiere esa textura crujiente y ese aroma irresistible.
Casi un siglo después de que surgiera esta variante del ochío de pimentón se ha convertido en todo un símbolo de la gastronomía de Baeza y de la comarca de La Loma. Su popularidad se debe no solo a su exquisito sabor, sino también a su carácter versátil en la cocina. Los ochíos salados pueden disfrutarse solos como tentempié o acompañando una variedad de platos, desde quesos y embutidos hasta ensaladas y guisos. Rellenos de masa de chorizo o de morcilla se convierten en un bocado increíble; o también de ensaladilla, salmón, etc.
En conclusión, los ochíos salados de Baeza son mucho más que simplemente pan; son un símbolo singular de la riqueza de la gastronomía de la zona. Con su sabor único, su textura crujiente y su versatilidad en la cocina, estos pequeños panes salados han conquistado los corazones y los paladares de aquellos que tienen la suerte de probarlos. Y si aún no lo has hecho, solo tienes que visitar la sección de obrador de nuestra tienda. ¡No lo dudes!