El consumo de frutos secos en nuestra dieta se remonta al comienzo de la actividad agraria propiamente dicha, existiendo indicios de la recolección de estos frutos por los primeros pobladores desde hace más de 780.000 años.
Las propiedades de los frutos secos: ricos en nutrientes esenciales, de alto poder energético, ricos en proteínas y minerales, los hacen fundamentales en la alimentación del ser humano, siendo consumidos desde hace milenios. El cultivo de los árboles frutales se estima comenzó en torno al año 3.000 a.C.
Los avances logrados a lo largo de la historia en cuanto a técnicas de conservación y desecado de frutas, hacen posible el consumo de frutos secos durante los largos inviernos, garantizando el aporte de nutrientes esenciales a nuestra dieta.
El cultivo de la nuez, original de Asia, en concreto en la antigua Persia y el Cáucaso, se remonta 7.000 años atrás siendo iniciado por la civilización mesopotámica. Llamada “Kara” por los griegos debido a su parecido con el cerebro humano, alabada por los romanos como alimento de los dioses y asociada con la salud y la buena memoria por nuestros antiguos.
Así mismo el cultivo de la almendra, originario de Asia, se inició en la zona de Oriente Próximo comprendida entre el mar Egeo y la meseta de Pamir, abarcando Mesopotamia, Irán, Turkestán y Kurdistán. Su cultivo fue difundido principalmente por el imperio Romano a lo largo de Europa, llegando hasta América.
El cultivo de la nuez, original de Asia, en concreto en la antigua Persia y el Cáucaso, se remonta 7.000 años atrás siendo iniciado por la civilización mesopotámica. Llamada “Kara” por los griegos debido a su parecido con el cerebro humano, alabada por los romanos como alimento de los dioses y asociada con la salud y la buena memoria por nuestros antiguos.
Así mismo el cultivo de la almendra, originario de Asia, se inició en la zona de Oriente Próximo comprendida entre el mar Egeo y la meseta de Pamir, abarcando Mesopotamia, Irán, Turkestán y Kurdistán. Su cultivo fue difundido principalmente por el imperio Romano a lo largo de Europa, llegando hasta América.
Los pistachos son un fruto originario de Asia Occidental y Menor, extendiéndose rápidamente a lo largo del mediterráneo, gracias al renio persa. Tanto es así que el nombre pistacho proviene del Persa “Pisteh” y simboliza riqueza y fortuna. Numerosas leyendas, fábulas e historias presentan a los pistachos como un producto exclusivo de la realeza.
El cultivo de los pistachos en España fue desarrollado principalmente por los árabes y desapareció en la Edad Media, tras la reconquista, debido a la eliminación de los árboles machos que resultaban ser improductivos. La reintroducción de su cultivo con fines comerciales en España se produjo en torno al año 1980.
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