Los olivos como cualquier planta, disminuyen la calidad de la aceituna y por tanto la del aceite resultante, en suelos pobres, superficiales y pedregosos. Por suerte los olivares de Tierra de Renacimiento se encuentran en parcelas con suelos profundos y ricos en minerales asimilables que aportan esos matices tan especiales a nuestro aceite de oliva virgen extra ecológico.
La escasez de minerales esenciales para el cuajado de la aceituna, como el Boro, puede hacer que el olivo no logre producir hasta que se haya corregido la carencia. En cambio, la presencia de Verticilium o nematodos en el suelo resulta perjudicial para el olivo.
Controlar la retención del agua en el olivar también es una actividad esencial. Los terrenos que se encuentran encharcados o poco saneados, fomentan la presencia de hongos que pueden producir asfixia radicular.