Previene enfermedades cardíacas, debido a su alta concentración en polifenoles y vitamina E ayudan a mantener la sangre y los vasos sanguíneos limpios, lo que es algo muy beneficioso para la salud cardíaca a largo plazo.
Estos polifenoles son un componente con alta concentración de antioxidantes que evita la formación de coágulos y de lipoproteínas de baja también conocido como colesterol malo.
Estudios científicos demuestran que el consumo moderado de vino presenta más concentración de ácidos grasos Omega 3 en sangre, que los no consumidores, siendo este un elemento imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo.
El consumo de entre cinco y diez copas de vino a la semana podría reducir las probabilidades de contraer artritis reumática en un 50%, según estudios realizados por prestigiosas universidades de todo el mundo.
Entre otros efectos positivos para la salud de los antioxidantes, estos son realmente útiles para reducir o retardar el riesgo de sufrir cáncer de distintos tipos. Especialmente los de colon, mama o pulmón.
Una de las propiedades a destacar de la piel de la uva es la alta concentración de resvaratrol, el cual consumido habitualmente ayuda a retrasar o ralentizar el proceso de envejecimiento.
Además de ello, en la piel de la uva residen los flavonoides, los cuales tienen la propiedad de reforzar las células y evitando las consecuencias negativas de los rayos ultravioleta debidos a la exposición.
Diversos estudios afirman que ciertos componentes del vino permiten activar un gen que dificulta la formación de células adiposas, por lo que se podría decir que el consumo de vino ayuda a perder peso.
El consumo de vino de forma moderada ayuda a reducir el deterioro cognitivo propio de la edad y, con él, demencias y enfermedades degenerativas cerebrales.
El vino está relacionado con el aumento de endorfinas, sustancia natural conocida por su capacidad para aliviar el dolor originado por causas diferentes, esquivar la depresión y, en definitiva, tener una vida más feliz.
